El presidente iraní enfatizó en la necesidad de la unidad de los países islámicos “para detener la agresión y los crímenes del régimen sionista contra los oprimidos palestinos de Gaza”.

El presidente de Irán, Masud Pezeshkian, reiteró el domingo que el asesinato del líder político del movimiento de resistencia palestino Hamas, Ismail Haniyeh, por parte de Israel en Teherán, no quedará sin respuesta, durante una reunión con el viceprimer ministro y ministro de Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, de visita en la capital iraní.

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Pezeshkian afirmó que la República Islámica de Irán espera que “todos los países islámicos y los pueblos libres del mundo condenen enérgicamente esos crímenes (…) Esta arrogancia de los sionistas (israelíes) no quedará sin respuesta”, sostuvo el presidente iraní en referencia al asesinato de Haniyeh.

No obstante, el jefe del Ejecutivo iraní reiteró que su Gobierno trabajará por la paz, la tranquilidad y la estabilidad en la región y el mundo”. Además, enfatizó en la necesidad de la unidad de los países islámicos “para detener la agresión y los crímenes del régimen sionista contra los oprimidos palestinos de Gaza”.

El viceprimer ministro y ministro de Exteriores jordano llegó en la tarde de esta jornada a Teherán y antes de reunirse con Pezeshkian mantuvo un encuentro con el ministro interino de Exteriores iraní, Ali Bagheri Kani. Tras la reunión, declaró que su visita se debe a una invitación de Irán para “consultar la peligrosa escalada que está teniendo lugar en la región”.

Safadi subrayó que su país ha condenado el asesinato de Haniyeh, que “constituye una violación de las normas internacionales y el derecho internacional humanitario, así como de la soberanía de los Estados”. No obstante, llamó a “proteger a toda la región de las consecuencias de una guerra regional que tendrá un impacto devastador para todos”.

Irán lanzó un ataque directo e inédito contra el territorio israelí a mediados de abril pasado en represalia por el bombardeo contra el consulado iraní en Damasco, el día 1 de ese mes, que causó la muerte de siete miembros de la Guardia Revolucionaria iraní, entre ellos dos generales.

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